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martes, 31 de agosto de 2010

Cuantas veces hemos deseado borrar un dia, un instante, un momento,
hasta un año de nuestras vidas a borrarlo todo y vaciar nuestra memoria.
Cuantas veces no deseamos volver a ser niños, vivir todo de nuevo,
recuperar lo que se fue o dejar que el tiempo ponga las cosas en su
lugar. Algunos simplemente no esperan nada del tiempo. Da lo mismo
regresar o avanzar, simplemente renuncian a que el tiempo continúe su
paso y se marchan con lágrimas y un largo adios. Si desearamos en
algún momento perder completamente la memoria y plegarnos por ejemplo
a la frase "comezar de nuevo" ¿cuántas cosas no perderíamos? serían
como aquellas cosas que se extravían accidentalmente en una mudanza
y luego se extrañan. Perderíamos el calor del primer beso


y la sensación de aquel amanecer que fue perfecto.



La nostalgia por amores pasados y la inocencia con la que nos entregamos a lo desconocido esa primera vez.


Quedarían atras los amigos que iban a ser eternos.



Las cartas que nos hicieron llorar.


La primera o última vez que vimos a un gran amor, los brazos mas cálidos.



El día que pensamos que se iba a caer el mundo, el dolor más
hermoso, la sonrisa mas esperanzadora, el nacimiento del sentimiento más puro.
¿En realidad comenzamos una vida nueva o matamos otra llena de bellos
recuerdos? dejamos una vida y un presente que nos da infinitas oportunidades
por soñar con un futuro perfecto que no existe o un pedazo de cielo donde no
sabemos que nos espera.
¿Vale realmente la pena perder la memoria?

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